La “Residencia El Messidor” inicia su historia allá por el año 1939, cuando Sara Madero de Demaría decide visitar junto con su marido la zona de Cumelén, con el afán de conocer aquel paraíso del que tanto hablaba su primo Exequiel Bustillo. En esa misma ocasión, Sara se hizo beneficiaria de un lote en la zona pastoril, el mismo fue identificado como el nº 9 (ubicado camino al puerto, frente a la actual Bahía Mansa).
Por aquel entonces, la entidad de Parques Nacionales, realizaba un plan organizado para poblar la zona de la naciente Villa La Angostura, de manera que para adquirir los lotes, se debía hacer una licitación, la misma obligaba a tomar un compromiso por el cual se edificaría antes de los 5 años.
Con el fallecimiento de sus padres, Sara Madero, decidió llevar a cabo la realización de “El Messidor”. El reconocido Arquitecto Bustillo estaba al tanto de la aversión por el fuego que sufría, motivo que lo inclinó a utilizar material ignífugo, para lo que escogió para la terminación exterior y estructural, el granito (piedra que se encuentra en zona). El resto de los detalles se hicieron con madera de ciprés, que fue seleccionada y traída desde Bariloche.
El significado del nombre que se eligió para el edificio derivó de un antiguo calendario que se utilizaba en la república francesa, que hacia alusión al décimo mes del año (octubre), en cuya época las espigas irradian una tonalidad dorada, lo que hacía considerarlo, para los antiguos, el mes Oro.
La construcción propiamente dicha se inició en febrero de 1940, y el constructor designado fue Pedro Longaretti. Los trabajos finalizaron en enero de 1942.
La residencia es un pequeño castillo con un marcado estilo francés, que fue levantado en un predio que abarca unas 36 hectáreas sobre la costa del lago Nahuel Huapi, lo que permite que sus ventanas vislumbren un panorama paisajístico fascinante que proviene de la península Quetrihue, y del muelle de la Bahía Mansa como entorno de ensueño natural. El edificio cuenta con dos plantas y un sótano. En la parte superior se observan las habitaciones en suite, luego en planta inferior, observamos una sala de estar, decorada por dos cuadros, uno de Castagnino y otro de Berni, un living, un gran comedor para agasajar a los invitados, y una biblioteca circular. En la misma planta pero más alejado, se encuentran las habitaciones de los huéspedes, la cocina (en la cual se prepara el más refinado menú), la despensa, y por último las oficinas.
En los exteriores podemos embelesarnos con los magníficos jardines geométricos, orden propio de los franceses. Estos son arduamente cuidados y están compuestos por diversas especies como colihues, radales, pinos, arrayanes, castaños, abedules, robles, maitenes, nogales y ñires.
El 10 de abril de 1954, los senadores nacionales Sres. F. Capraro y Dr. J. Solana (Movimiento Popular Neuquino) propusieron a la Dirección Nacional de Turismo la adquisición del edificio para la Provincia del Neuquén. Y el 27 de abril del mismo año Dn. Felipe Sapag reitera la solicitud insistiendo en el valor turístico de la operación.
La Honorable Legislatura de la Provincia, luego de un amplio debate, aprobó su compra por el monto de m/n 17.000.000 por Ley 388. Luego de 10 años, El Messidor pasa a ser propiedad de la Provincia con la expresa condición impuesta por la dueña: ser residencia oficial del Gobierno de Neuquén. Por tal motivo, para poder alojarse en el Messidor es necesario tener la invitación por parte del gobernador.
Desde entonces ha sido visitada por numerosas personalidades, gobernadores, embajadores y funcionarios de diversa jerarquía.
Ph: Pablo Corrales
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