Nueva entrega de "los olvidados de la 9 de Julio" para seguir conociendo la historia de aquellos monumentos que a diario cruzamos pero que también ignoramos.
El
mayor Luis Jorge Fontana tuvo una importante trayectoria como militar y como
naturalista, una doble identidad que le generó más de un conflicto interior. Su
vida transcurrió en Chaco, Formosa, San Juan y Chubut, los territorios donde
cimentó su carrera y profundizó cambios que eran impensados en la Argentina del
siglo XIX. Si bien en Buenos Aires pocos lo conocen, Fontana fue el fundador de
la ciudad de Formosa, el primer gobernador de Chubut –poco tiempo después del
genocidio de Julio Argentino Roca–, tuvo contactos con pueblos originarios del
Chaco y, en el ocaso de su carrera militar, realizó una obra importante en San
Juan. Su período de actividad está comprendido entre 1879 y 1910. Su busto se encuentra en México y 9 de
Julio.
En México
y 9 de Julio también encontramos esta estatua. No
sabemos de quien se trata ya que la placa fue robada y jamás fue repuesta por
el gobierno de la Ciudad.
El Quijote de la Mancha, obra cumbre de Miguel de Cervantes. Su majestuosa estatua la encontramos en Avenida de Mayo y 9 de Julio. En 1980 Buenos Aires cumplió cuatrocientos años (1580-1980); en esa oportunidad el gobierno de España donó un monumento al Quijote cuyo autor es Andrés Tena y que fue inaugurado por la Reina Sofía de España. Hoy ni una placa queda para recordar de porque esta semejante obra en plena intersección de dos de las avenidas más importantes de la ciudad.
La fuente decorativa francesa en Avenida de Mayo y 9 de julio es testigo de muchos hechos históricos. Una vez concluida la demolicíon de la Aduana de
Taylor en 1894, se procedió a embellecer la zona que funcionaría como
entrada a la Casa Rosada desde el puerto nuevo (Puerto Madero). Las obras
abarcaban desde la edificación de una fachada monumental para el Palacio de
Gobierno (frente este) y la parquización del terreno donde se levantaba la
antigua aduana, hasta la construcción de una gran explanada que conduciría
hacia una inmensa fuente de hierro fundido. Esta última, fue encargada a
la casa Val D’ Osne de París y proyectada por los artistas Marthurin Moreau y
Paul Liénard, quienes diseñaron una magnífica fuente de mas de 12 metros de
altura, decorada con Neptunos, Náyades, niños, mascarones, volutas y cartelas,
conformando todo el conjunto un inmenso grupo escultórico. En la década
de 1920, la fuente se desarmó para levantar en su lugar el monumento a
Cristobal Colón. Se guardaron sus partes en los depósitos de la ciudad, y
luego fueron emplazadas,separadas, en diversos barrios de la
capital. El sector superior (remarcado en rojo) fue trasladado
primero al Balneario Municipal y luego a su ubicación actual.
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