lunes, 20 de junio de 2016

Paseo Ameghino y Ribera del río. Lugares imperdibles de conocer en la ciudad de Luján.

El Paseo Ameghino

Diseñado por el ingeniero paisajista, de origen francés, Carlos Thays, el Parque Ameghino es uno de los lugares más bellos de nuestra ciudad. Es cita obligada de visitantes del Santuario, que encuentran en su singular belleza la concreta posibilidad de pasar muy gratos momentos. Su creación data de 1909, bajo el gobierno del entonces intendente Juan B. Barnech, su más ferviente impulsor. Fue inaugurado con el nombre de "Parque Santa María", hasta que en 1924 pasó a llamarse "Parque Ameghino". La creación de dicho espacio se debió a la inspiración de un prohombre lujanense, como lo fue don Juan B. Barnech, quién por esos años advertía que la zona turística carecía de un lugar de esparcimiento y recreación de los peregrinos. Aunque también, pero en menor medida, el paseo fue muy apreciado por los propios lujanenses. 

El parque Ameghino comprende tres manzanas, desde la calle San Martín hasta la calle Almirante Brown, y está enclavado entre el terraplén que lo separa del Río Luján, lindando por el otro lado con los fondos del Area I del Complejo Museográfico " Enrique Udaondo" y con distintos de la zona. Se puede acceder por las calles San Martín y Lavalle, siendo su única salida por la calle 25 de Mayo, ubicada esta arteria entre las Arreas II y III del Complejo Museográfico. Además de una añosa arboleda, casi centenaria en algunos casos, en el interior del parque hay un pequeño lago que conoció mejores momentos, ya que desde su creación brindó la grata posibilidad de hermosos paseos en los botes que en él se alquilaban.

La ribera del Río Luján 

Nacido de la conjunción de algunos arroyos en la zona de Suipacha, el Río Luján, en su recorrido, atraviesa una serie de partidos, como Mercedes, Luján, Pilar y Escobar. Su extensión total es de 67 Km y desemboca a la altura del Yacht Club de San Isidro, en el Río de la Plata. Debe su nombre al de un Capitán del Ejército Español, que en 1536 participó del combate de Corpus Cristi, llevado a cabo entre los conquistadores españoles y los indios querandíes. Tras la lucha, el Capitán Pedro de Luján llegó mal herido y murió a orillas del río. Lógicamente, todo ha ido cambiando desde ese entonces hasta nuestros días; de los más trascendentes para nuestra ribera. En 1932, un grupo de vecinos de aquellos años penso en dotar a la zona, cercana a la Basílica, de lugares más bellos y confortables, para mejorar la ya pujante industria turística.

Según marca la historia, un 23 de agosto de 1932, en la confitería "El Águila", se reunió un grupo de notables, entre los que se encontraban los infaltables nombres de personas que estuvieron en cuanta iniciativa aportó mejoras para Luján, como los de Enrique Udaondo, Juan Barnech, Jorge Furt, Octavio Chávez y René Rossi Montero. De aquella reunión salió una comisión encargada de llevar adelante las obras, que se llamó Comisión Ejecutiva Pro Balneario, siendo su presidente Luciano Sebastián Reyes y su vicepresidente Pascual Torregiane. Otros integrantes eran Simón Repetto, Hugo N. Isachi, Luis Lucca, Andrés Mazuchelli, Horacio Maleplate y el Ing. Vicente G. Fox. Se nombró, además, una comisión Honoraria, integrada por el entonces intendente José Naveira y los notables Barnech y Udaondo.

Puesto a trabajar, la tarea de conseguir los fondos para los trabajos no fueron nada fácil, ya que estaba el país marcado a fuego por la gran crisis de esos años, y todo se hacía muy difícil.
La concesión del lugar fue cedida a la Comisión, pero ésta no pudo llevar adelante la propuesta y la cedió a una empresa privada, que tomó la obra a cambio de la explotación de la misma. Una vez terminado el período de explotación, la zona volvió al poder del Municipio, para que la usufructuara. Fue así que la empresa alemana Siemens-Baunion realizó trabajos que todavía hoy se aprecian en la belleza del edificio de "La Cúpula" y su zona aledaña.

Ph: Pablo Corrales











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