El Paseo Ameghino
Diseñado
por el ingeniero paisajista, de origen francés, Carlos Thays, el Parque Ameghino
es uno de los lugares más bellos de nuestra ciudad. Es cita obligada de visitantes del Santuario,
que encuentran en su singular belleza la concreta posibilidad de pasar muy
gratos momentos. Su creación data de 1909, bajo el gobierno del entonces
intendente Juan B. Barnech, su más ferviente impulsor. Fue inaugurado con el
nombre de "Parque Santa María", hasta que en 1924 pasó a llamarse
"Parque Ameghino". La creación de dicho espacio se debió a la
inspiración de un prohombre lujanense, como lo fue don Juan B. Barnech, quién
por esos años advertía que la zona turística carecía de un lugar de
esparcimiento y recreación de los peregrinos. Aunque también, pero en menor
medida, el paseo fue muy apreciado por los propios lujanenses.
El parque
Ameghino comprende tres manzanas, desde la calle San Martín hasta la calle
Almirante Brown, y está enclavado entre el terraplén que lo separa del Río
Luján, lindando por el otro lado con los fondos del Area I del Complejo
Museográfico " Enrique Udaondo" y con distintos de la zona. Se puede
acceder por las calles San Martín y Lavalle, siendo su única salida por la
calle 25 de Mayo, ubicada esta arteria entre las Arreas II y III del Complejo
Museográfico. Además de una añosa arboleda, casi centenaria en algunos casos,
en el interior del parque hay un pequeño lago que conoció mejores momentos, ya
que desde su creación brindó la grata posibilidad de hermosos paseos en los
botes que en él se alquilaban.
La ribera del Río Luján
Nacido de la conjunción de algunos
arroyos en la zona de Suipacha, el Río Luján, en su recorrido, atraviesa una
serie de partidos, como Mercedes, Luján, Pilar y Escobar. Su extensión total es
de 67 Km y desemboca a la altura del Yacht Club de San Isidro, en el Río de la
Plata. Debe su nombre al de un Capitán del Ejército Español, que en 1536
participó del combate de Corpus Cristi, llevado a cabo entre los conquistadores
españoles y los indios querandíes. Tras la lucha, el Capitán Pedro de Luján
llegó mal herido y murió a orillas del río. Lógicamente, todo ha ido cambiando
desde ese entonces hasta nuestros días; de los más trascendentes para nuestra
ribera. En 1932, un grupo de vecinos de aquellos años penso en dotar a la zona,
cercana a la Basílica, de lugares más bellos y confortables, para mejorar la ya
pujante industria turística.
Según marca la historia, un 23 de
agosto de 1932, en la confitería "El Águila", se reunió un grupo de
notables, entre los que se encontraban los infaltables nombres de personas que
estuvieron en cuanta iniciativa aportó mejoras para Luján, como los de Enrique
Udaondo, Juan Barnech, Jorge Furt, Octavio Chávez y René Rossi Montero. De
aquella reunión salió una comisión encargada de llevar adelante las obras, que
se llamó Comisión Ejecutiva Pro Balneario, siendo su presidente Luciano
Sebastián Reyes y su vicepresidente Pascual Torregiane. Otros integrantes eran
Simón Repetto, Hugo N. Isachi, Luis Lucca, Andrés Mazuchelli, Horacio Maleplate
y el Ing. Vicente G. Fox. Se nombró, además, una comisión Honoraria, integrada
por el entonces intendente José Naveira y los notables Barnech y Udaondo.
Puesto a trabajar, la tarea de
conseguir los fondos para los trabajos no fueron nada fácil, ya que estaba el
país marcado a fuego por la gran crisis de esos años, y todo se hacía muy
difícil.
La concesión del lugar fue cedida a la
Comisión, pero ésta no pudo llevar adelante la propuesta y la cedió a una
empresa privada, que tomó la obra a cambio de la explotación de la misma. Una
vez terminado el período de explotación, la zona volvió al poder del Municipio,
para que la usufructuara. Fue así que la empresa alemana Siemens-Baunion
realizó trabajos que todavía hoy se aprecian en la belleza del edificio de
"La Cúpula" y su zona aledaña.
Ph: Pablo Corrales
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