En 1879, el capitán británico de la Armada Chilena Juan
Tomás Rogers avistó por primera vez el glaciar, al cual denominó “Francisco
Gormaz”, nombre del director de la Oficina Hidrográfica de la Marina Chilena,
organismo patrocinador de la expedición descubridora. Algunos años más
tarde, Rudolph Hauthal, adscrito a la Comisión
Argentina de Límites, se encontró con el glaciar, y decidió nombrarlo
“Bismarck” en honor al entonces canciller prusiano.
En 1881 se firmó el tratado de límites entre Argentina y Chile, el
cual definió el límite de ambos países en la cordillera de los
Andes hasta el paralelo 52. Al encontrarse al este de la
cordillera de los Andes, y en un lago de vertiente atlántica como lo es el Argentino, el glaciar
quedó bajo soberanía argentina. Antes del tratado la zona se encontraba en
disputa entre ambos países.
Finalmente, en 1899, tras largos años de investigaciones,
recopilación de material arqueológico y relevamiento de la zona, el teniente argentino
Iglesias, quien estaba a cargo de los estudios para el Instituto Hidrográfico Argentino,
lo bautizó "Perito Moreno", en homenaje a Francisco
Pascasio Moreno, conocido como "el perito" por sus
conocimientos de la región andina austral, que le valieron ese cargo en la
Comisión de Límites entre Argentina y Chile.
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