jueves, 28 de enero de 2016

Catedral de San Isidro

El primer lugar de culto que existió en la zona fue un rancho de adobe con techo de paja, del que sólo existen referencias vagas. Habría sido levantado hacia 1694 por Domingo de Acassuso.

El 14 de octubre de 1706 el mismo Acassuso creó aquí una Capellanía en honor de San Isidro Labrador, donando para ello una fracción de terreno de unos 260 metros de frente sobre el Río por 5.000 m. de fondo. Esta fecha es considerada como la de fundación de este pueblo y ciudad.

Una primera Capilla de ladrillos y techo de tejas, de exiguas proporciones, fue inaugurada el 27 de mayo de 1708. A partir de entonces la población rural que habitaba en el paraje tuvo asistencia sacerdotal habitual en la persona del Pbro. Fernando Ruiz Corredor, que vivía en un rancho.

Unos años más tarde la Capilla se transformó en sacristía de un templo más grande. Tras varios intentos en que los muros y techos se derrumbaron, fue inaugurado el 24 de abril de 1720.

El 23 de octubre de 1730 el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires lo transformó en sede parroquial. Subsistió hasta 1895, pero fue necesario demolerlo porque su estado calamitoso amenazaba derrumbe.

El 6 de octubre de 1895 se colocó la piedra fundamental del templo actual. El 14 de mayo de 1898 se celebró en él la primera misa, dándose por concluidas las obras y consagrándolo el 20 de octubre de 1906.

Ocupa una superficie de 1.300 metros cuadrados, mide 60 m. de largo por un ancho de 18,50 m., que en los cruceros llega a los 29 m. La altura interior es de 19 m. y su torre alcanza los 68,65 m.

Fueron arquitectos de este templo neogótico Jacques Dunant y Charles Paquin, suizo el primero y francés el segundo. Ambos habían estudiado en París. Paquin murió en Buenos Aires en enero de 1898 y Dunant terminó la obra solo. Pedro Biasca y sus hijos fueron los constructores.

Una Comisión Central, con el asesoramiento del ingeniero Santiago Brian, dirigió la obra y una de Damas se encargó de recaudar los fondos necesarios. Sus nombres de perpetuaron en una placa de bronce.

En la parte superior de la torre hay seis campanas; dos de menor porte fueron colocadas en 1902, una de ellas da las horas y la otra está actualmente inactiva. El párroco Agustín Allievi (1912-33) adquirió otras cuatro de mayor tamaño, hechas en Londres por la casa Gillet y Johnston, con un peso total de unos 5.000 kilos, la mayor de 1.800 k., la menor de 800 k. Fueron bendecidas el 8 de diciembre de 1923, instaladas el 5 de febrero de 1924 y se echan a vuelo en las grandes fiestas.

Poco más abajo, la torre ostenta un reloj de cuatro esferas colocado en 1902. El mecanismo es el original, hay que darle cuerda todas las semanas, funciona con contrapesos y se mantiene en perfecto estado.

El 8 de junio de 1957, al crearse la Diócesis local, esta iglesia se convirtió en Catedral y el 10 de octubre de 1963 fue declarada “Lugar Histórico Nacional”.


El estilo neogótico surgió a fines del siglo XVIII y se usó hasta principios del XX. Retomó las formas del gótico, utilizado en Europa entre los siglos XII y XVI, pero con materiales y técnicas modernas. Se caracteriza por sus líneas esbeltas que apuntan hacia el cielo, como invitando a elevar la mirada a Dios. Las paredes macizas son reemplazadas por vitrales que generan un ambiente interior propicio a la oración. La planta de este templo tiene forma de cruz latina en tres naves y un ábside circular. En la parte posterior está adosada la casa parroquial en el mismo estilo. 

Unas décadas más tarde se construyó un sótano, que luego fue transformado en salón parroquial, bajo el atrio del lado del Río. En 1965 se añadió la Capilla del Santísimo y algunas dependencias para la casa parroquial. En la reciente restauración se procuró que las partes añadidas se diferenciaran visualmente mediante materiales distintos o con diferente tratamiento del original.

Los techos eran de pizarra, material frágil y quebradizo, que al romperse producía frecuentes filtraciones que dañaban interior y estructuralmente al edificio. El de la iglesia y casa parroquial fue cambiado por uno de cobre en 1952, el de la torre por tejuelas metálicas en 1992.

En 1965 muchas de las partes ornamentales exteriores se habían caído y otras amenazaban hacerlo, por lo cual todas fueron eliminadas, quitándole gran parte de su belleza. En la restauración se repusieron más de 400 elementos, reconstruidos a partir de antiguas fotos, recuperándose así las formas originales. Algunos caben en la palma de una mano, otros pesan más de 3.000 kilos.

Vale la pena circular con tranquilidad en torno a la Catedral y admirar los múltiples detalles que la convierten en una de las más bellas del país, recordando que la belleza es uno de los atributos del Creador y que vestigios de ella se pueden hallar en todas las cosas.


Al entrar en la Catedral se puede apreciar la belleza y grandiosidad de sus formas, resaltadas por la reciente restauración. Para gozar plenamente de ella es indispensable tener en cuenta que su arquitectura está pensada para que todo ayude a la fe.

La forma de cruz del templo identifica al pueblo orante con Cristo que se ofreció al Padre. La altura interior invita a elevarse hacia Dios. Los vitraux generan un clima propicio a la oración y sus imágenes nos llevan a desear compartir el cielo con Jesús, la Virgen y los santos (para comprender mejor su significado recomendamos el folleto sobre dichos vitraux).

En la restauración se quiso facilitar la participación de los fieles en las funciones litúrgicas. Por eso se reubicó el altar central, se renovó la iluminación, el sonido, etc.

En la Catedral se pueden adquirir folletos que explican en detalle los distintos elementos: vitraux, imágenes, amoblamento, detalles arquitectónicos, etc.


Ph: Pablo Corrales














martes, 26 de enero de 2016

Ñandubaysal, el paraíso a tres horas del Obelisco

La provincia de Entre Ríos forma parte de la Mesopotamia Argentin. Se encuentra flanqueada por los ríos: Paraná que significan Pariente del Mar y Uruguay, que significa Río de los Pájaros. Estos factores favorecen en su conjunto la proliferación de diversidad de especies de flora y fauna.

El nombre Balneario Camping Ñandubaysal proviene de un árbol muy importante aunque no alcanza gran altura, llamado ñandubay, cuyo nombre significa "alimento del ñandú". Es el más característico de los montes charrúas, centenario y de madera muy dura, se utilizó para postes de luz, leña y carbón, vías de ferrocarril, corrales y construcciones.

Esta región fue ocupada por diversas etnias aborígenes desde 10.000 años A.C. Tal es así que cuando se realizaron exploraciones arqueológicas todo el material que se encontró formó el museo Arqueológico Municipal ubicado en la ciudad de Gualeguaychú


Ph: Pablo Corrales









lunes, 25 de enero de 2016

Cementerio de la Recoleta...el encuentro de la vida y de la muerte

El Cementerio de La Recoleta se encuentra ubicado en el barrio de la Recoleta. Los jardines de su alrededor forma uno de los parques de paseo más popular y bellos de la ciudad. Fue declarado monumento histórico nacional, es uno de los cementerio con más riqueza histórica y arquitectónica del mundo.

Los frailes de la orden de los recoletos descalzos llegaron a esta zona, entonces en las afueras de Buenos Aires, a principios del siglo XVIII. Construyeron en el lugar un convento y una iglesia que es la actual Parroquia del Pilar y que fuera construida en 1732. Es por esta orden que la zona de la denomina Recoleta. Cuando la orden fue disuelta en 1822, el 17 de noviembre de ese año, la huerta del convento fue convertida en el primer cementerio público de la Ciudad. Los responsables de su creación fueron el entonces gobernador de Buenos Aires Martín Rodriguez y su ministro de gobierno y futuro primer presidente de la Argentina, Bernardino Rivadavia. Sus dos primeros moradores fueron el niño negro liberto Juan Benito y la joven María Dolores Maciel.

En 1871 la Ciudad de Buenos Aires fue asolado por la epidemia de fiebre amarilla, como consecuencia de ellos muchos habitantes de clase alta abandonaron los barrios de San Telmo y Monserrat (zona sur) y se mudaron a la parte norte de la ciudad, a Recoleta. Al convertirse en barrio de clase alta, el cementerio se convirtió en el último reposo de las familias de mayor prestigio y poder de Buenos Aires.

La entrada al cementerio se realiza a través de un gran pórtico de estilo griego dórico sin base, concluido durante una de sus grandes reformas ordenada en 1881 por el entonces intendente de la Municipalidad, Torcuato de Alvear y encargado al arquitecto Juan Antonio Buschiazzo. En 2010 se quitaron las escalinatas de mármol antigua para dejar una rampa de acceso en la entrada. El cementerio alberga varios mausoleos de mármol, decorados con estatuas, en una amplia variedad de estilos arquitectónicos. Se halla organizado en manzanas, con amplias avenidas arboladas que dan a callejones laterales donde se alinean los mausoleos y bóvedas. Existe una amplia rotonda central de donde parten las avenidas principales, con una escultura de Cristo realizada por el escultorPedro Zonza Briano, en 1914.

Realmente esta ciudad de ángeles y leyendas invita a descubrir tesoros aquitectónicos y admirar la cultura y las historias de quienres precedieron a los habitantes de la ciudad y de la Argentina.

En su alrededor, el creicmiento del paseo y los lugares gastronómicos invitan a los transeúntes a pasar un día en uno de los ríncones mas hitóricos y míticos de la Ciudad de Buenos Aires.

Testimonio de una guìa de turismo

La vida y la muerte

Recoleta, un barrio tan ambivalente,
por un lado la vida, por el otro la muerte.
Bares, restaurantes, parques florecientes,
feria de artesanos, risas de la gente.
La muerte los mira silenciosamente,
paz del cementerio, del lado de enfrente.
Detrás de sus muros reposa el valiente,
poetas, deportistas, varios presidentes,
atrapa el misterio de jóvenes niñas,
de historias de amor y bellas durmientes.
Angeles custodian sus sueños truncados,
reposan espadas que tanto han luchado,
laureles coronan las glorias logradas
palmas de maritirio, lágrimas amargas.
Un ancla pretende afirmarse en la tierra,
ignora el misterio que la muerte encierra
y un Cristo que observa con dulce mirada
bendice a quien llega a su eterna morada.

Susana Espósito
Guía de Turismo de la ciudad de Bs. As. 

Ph: Pablo Corrales





















viernes, 22 de enero de 2016

Museo ferroviario: Raul Scalabrini Ortiz.


El Museo “Raúl Scalabrini Ortiz” recrea el mundo mágico y atractivo de los trenes. Recorrer sus pasillos es reencontrarse con la epopeya y los testimonios de una estructura de transporte que fue factor preponderante en la historia de la Argentina y que llegó a ocupar un lugar entre los diez sistemas más importantes del mundo. Valorar estas colecciones es apreciar una temática activa e integradora de la soberanía nacional, como así también del desarrollo económico, tecnológico y socio-cultural de la Argentina.
Algunos de los objetos con los que cuenta son: un coche doble comando de trocha angosta del año 1906 (que fuera usado para el transporte de personal ferroviario), una colección de teléfonos de magneto, con un facsímil del primer aparato instalado en Buenos Aires en 1882, una serie de antiguos relojes de péndulo, aparatos de telegrafía tipo Morse, una importante farolería antigua, entre otras piezas de valioso patrimonio histórico de la Institución.
Además el Museo posee un “Centro de Estudios Histórico Ferroviario” y Biblioteca en la que se puede encontrar documentos, fotografías históricas, inauguración de estaciones, ramales ferroviarios, como así también diferente tipo de materiales vinculados a los Ciento Cincuenta y Cinco Años de la Actividad Ferroviaria. 

http://www.turismo.buenosaires.gob.ar/es/otros-establecimientos/museo-nacional-ferroviario-ra%C3%BAl-scalabrini-ort%C3%ADz

Ph: Pablo Corrales