El barrio de Almagro cuenta con un solo
espacio verde, ubicado en la manzana comprendida entre las calles Sarmiento,
Bulnes, Tte. Gral. Juan D. Perón y Jerónimo Salguero.
Ese espacio, cuyo nombre de 12 de Octubre
obedecía a lo dispuesto por la Ordenanza Municipal Nº 3.380 del 26 de junio de
1929, que fuera librada al público durante el año anterior, constituye lo que
en la actualidad se conoce por Plaza Almagro (Ordenanza Municipal Nº 6.273 de
1934). Por muchos años, el vecindario la conoció como “Placita Bulnes”, hasta
que alrededor de 1960 se comenzó a llamarla por su verdadero nombre.
Una manzana que hasta promediar el año 1927
estaba ocupada en un tercio de su superficie por un terreno, especie de quinta
abandonada, oculto por una empalizada que se extendía a lo largo de la cuadra
sobre la calle Sarmiento, y por varios corralones, una especie de tambo con
vacas sueltas, algunos conventillos de casas bajas y otros baldíos, todos con
frente al resto de las arterias.
La plaza tenía un marco pleno de actividad
comercial con distintos locales que se repartían a su derredor, formando
un contorno dispar y disperso, de un movimiento continuo entre los que iban y
venían hacia ese pequeño pulmón de la barriada. Así podemos citar algunos de
ellos, grabados para siempre en la evocación: Almacen (esquina noroeste,
Sarmiento y Salguero), Bicicletería de Leo (esquina noreste, Sarmiento y
Salguero), Tapicería "Rho" (mitad de cuadra Sarmiento), Lechería
Gianotti (mitad de cuadra Sarmiento), Taller mecánico de Mario Dominioni
(Sarmiento casi esquina Bulnes), Almacén (esquina noreste, Sarmiento y Bulnes),
Casa de toldos y lonas (esquina sudeste, Sarmiento y Bulnes), Panadería “La
buena medida” (Bulnes casi esquina ex Cangallo), Garaje (esquina noreste,
Bulnes y ex Cangallo), Almacén de don Francisco (esquina sudeste, Bulnes y ex
Cangallo), Sastrería a medida "De Lucía" (esquina sudoeste, Bulnes y
ex Cangallo), Corralón de lecheros a domicilio (ex Cangallo, a mitad de
cuadra), Almacén y despacho de bebidas (esquina noroeste, Salguero y ex
Cangallo), Corralón de lecheros a domicilio (Salguero a mitad de cuadra),
Lechería (Salguero a mitad de cuadra).
Esta plaza fue desde entonces una comodidad
para que niños de la zona pudieran gozar de sus juegos infantiles, de la
calesita que funcionó alternadamente en distintas épocas, y de la pileta
(especie de fuente) que para deleite de los más pequeños se construyó hace
muchos años, con gran despliegue publicitario.
También fue, en un tiempo no muy lejano, el
espacio municipal destinado públicamente al festejo de las fechas patrias y
otros actos recordatorios, con gran estruendo de bombas, fuegos artificiales,
careras de ciclismo, de atletismo, de embolsados, funciones cinematográficas al
aire libre, y conciertos de bandas dirigidas algunas veces por Albérico Spátola
y otras por Juan de Dios Filiberto.
El poeta Ángel Renato Nestiero Maré le cantó
a la plaza y en uno de sus versos dijo:“El tobogán, para que los más
pequeños aprendan a caer sentados,/ con los años vendrá la pendiente y debe
practicase temprano./ Las hamacas, para los que sueñan ser pájaros o quizás
poetas,/ alas que en tierra se pliegan, y en el vuelo buscan el cielo”.
Hoy continúa siendo refugio de los niños y de
los ancianos, con lugares debidamente marcados para ambos, en especial para los
jubilados, que tienen su parcela para entretenimiento.
En el centro mismo de la plaza se distingue
el mástil que fuera donado por la Seccional 9ª de la Policía Federal Argentina,
el 18 de noviembre de 1934. Ese mástil donde se enarbola la bandera nacional en
ocasiones especiales vistiendo de gala patriótica a todo el barrio, el
mismo barrio que, al decir de sus vecinos, bautizara a su única plaza como la
Placita. Ese barrio que orgulloso ahora custodia a su Placita, que
está ahí, como monumento a su propia identidad.
PH: Pablo Corrales